PROVERBIOS 14:1

Pr 14:1 La mujer sabia construye su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.

La mujer sabia construye, una característica a tomar en cuenta; su edificación es la sacudida, que no produce turbación, sino el ruido propio de una construcción de dimensiones generacionales. Su función procreativa no se circunscribe solo a traer hijos al mundo, sino también de dar a conocer, como un parto, los propósitos a la existencia de cada Hijo del reino.

Cada una de sus palabras construye, algo a tener en mente siempre; construye los fundamentos de las emociones, sentimientos; voluntades e incluso el intelecto de los hijos; en una «gran medida» los primeros años de su infancia. Si bien es cierto el temperamento se hereda, la base de su carácter se modela, y las palabras de los padres auspician su edificación, dando a luz su personalidad que los acompañará toda su vida.

La mujer sabia edifica y la mujer necia es la mujer tonta, la sabiduría está fuera de su alcance. La desidia de la mujer, que sabiendo lo que tiene que hacer y no lo hace, la convierte en culpable de necedad. Y creo que ahí, culpables somos todos; que por pereza, dejadez; descuido o indolencia; propiciamos el abandono futuro de las metas trazadas en el Cielo a los hijos.
La mujer sabia construye y es la misma palabra que Dios usó cuando «hizo» a la mujer del ADAM, «hizo» es construir en el original y cuando Dios la construyó, con sus emociones, sentimientos; voluntad e intelecto; en la medida justa para enseñorear y sojuzgar la tierra junto con el varón. No te puedo decir si la palabra madures sea la apropiada para definir su personalidad original de la mujer en el huerto, sin embargo, si te puedo asegurar que era la justa medida para poner en marcha autoridad y gobierno en la creación.

La edificación de la casa es una labor del Diseño ADAM, del ADAM varón y del ADAM varona, Gn 5:2.
Es de ambos, no sólo de la mujer, Pr 24:3, 24:27.

Así que, la mujer sabia construye, edifiquemos juntos los pilares que sustenten hijos de calidad de Reino que promuevan la única voluntad que vale la pena prestar atención, la del Padre; a través de mujeres sabias que saben como edificar una casa que trascienda en su generación.