Familia ADR

«La Mente de Cristo te permite planificar la reforma que tú generación demanda para calzar en la potestad de Dios(Hch 26:18)»

martes, 8 de enero de 2019

ECLESIASTÉS 2:13b




Ecl 2:13  Y he visto que la sabiduría sobrepasa a las tonterías, como la luz a las tinieblas. 

La sabiduría sobrepasa a las tonterías, ¿En qué somos tontos?
Hoy no es un secreto que los niños pueden aprender muchas cosas a una edad temprana, cosas que a nosotros nos enseñaron a los cinco o seis años, ellos los saben a la edad de dos y algunos mucho antes.
Les contaré una historia, yo tengo un nieto, menos de dos años, y le hemos enseñado los números del uno al nueve, los colores, figuras geométricas y sobre todo sabe leer. Si, sabe leer, me sentí subestimado cuando era un niño, cuando vi con mis propios ojos que sí era posible enseñarle a un infante, dejé inmediatamente muchos prejuicios sobre la enseñanza y traté de entender cómo nos puede beneficiar esto, hoy. Nosotros tenemos 100 000 millones de neuronas en el cerebro, constituye el 20% de tu masa cerebral, estás neuronas tienen unas pequeñas dendritas, pequeños filamentos como ramas, que generan conexiones con proteína entre las neuronas cuando pensamos algo. Las posibilidades de conexiones por neurona es de 15 000 conexiones, y si lo multiplicamos por 100 000 millones, el número es impronunciable, cada conexión es un pensamiento, quiere decir que tus pensamientos ocupan un lugar en tu cerebro, quiere decir que lo que piensamos ocupa un lugar en el espacio, cuando tú mente hace contacto con tus neuronas (cerebro) genera unas conexiones de proteínas entre neuronas, y esa estructura como ramas es lo que llamaríamos, pensamientos.
Ahora pasemos al nuevo nacimiento, creo que también hemos sido subestimados espiritualmente, al igual que niños muchas cosas que se creían que no podíamos comprender cuando iniciamos nuestra vida en Cristo, me estoy dando cuenta que si se puede enseñar. Volvemos al ejemplo de mi nieto, yo no le puedo enseñar álgebra o trigonometría, pero si le enseñé los números, elementos fundamentales para sumar, restar y más adelante le servirá para el algebra, ¿Por qué?, porque el haberle enseñado los números, los colores, figuras y a leer, se ha configurado una estructura cerebral tal, que cuando llegue a las clases tendrá una mayor facilidad de aprender y memorizar por arriba del promedio, así mismo, ¿cuál es el equivalente de aprender los colores y los números, en el espíritu?
Para mí, el reconocer que tenemos una mente Espiritual, la de Cristo. Su mente es la estructura instalada que sustenta el conocimiento, los recuerdos y las experiencias de Cristo en nuestro espíritu. Este darse cuenta nos permite tener conciencia de la realidad del Hijo de Dios desde los primeros días de iniciados en el Reino, así como mi nieto, estableciendo toda una estructura “Espiritual” que sustentará las materias fuertes de revelación que vendrán más adelante. Se le enseñó también a mi nieto las alabanzas y las adoraciones, a tal punto que diferencia entre ambas, tomando una postura distinta entre ambas. Cuando adora, se conecta a tal punto que ve algo, porque alza sus manos y saluda a lo que hay arriba y no se asusta, sonríe.
Así mismo, es vital entre nosotros, los que se van incorporando al Reino, por el nuevo nacimiento, tener de entrada la mente de Cristo, su reconocimiento y llegar a tener el discernimiento inicial que habilite un desarrollo adecuado a través del tiempo de como valerse de la mente de Cristo para interactuar en este nuevo ambiente llamado el Reino de Dios.
No es decirle la teoría que tiene una mente de Cristo, sino es enseñarle a como usarla. Volvemos con el nieto, yo no le enseñé que tiene una mente y un cerebro y que este cerebro le permitirá aprender y memorizar los colores, de frente le enseñé a como usarlo. La prueba es que sabe los colores y no le expliqué que tenía que memorizarlo, solo lo memorizó y ya. Así mismo en el espíritu hay que enseñarle a usar la mente de Cristo, viendo, porque el que nace de nuevo “ve el Reino de Dios”, Juan 3:3, esto eleva por mucho la calidad de cátedra del discipulado y confronta muchas prácticas previas de discipulados de nuevo nacimiento. Y el siguiente paso es entrar en el Reino, que es la vivencia que genera pericia para interactuar con todos los elementos y sistemas que conforman el Reino de Dios. Porque ver es el conocimiento espiritual, es lo que se ve en el Cielo, “hágase tu voluntad aquí en la tierra, como es en el Cielo”, y entrar es poner en marcha en lo natural todo lo que se ha visto en el cielo, por eso “venga a nosotros tu Reino”.
No es decirle que nació de nuevo, sino enseñarle por experiencia a como vivir en esta nueva realidad, con evidencias que certifiquen, que lo conviertan en un testigo del Reino, un testigo es alguien que ha estado y mirado un hecho, así mismo ser un testigo del Reino es haber visto y entrado en el ambiente que Cristo vivió acá en la tierra. Lo primero como padres tutores y mentores de los nuevo nacidos, tenemos que hacerles ver y experimentar lo que hemos visto y vivido en el Reino, de una manera que lo puedan medir, como a un niño, cuando le enseñé los colores, le mostré los colores, no le dije imagina los colores, así mismo es mostrarle lo que has visto y como el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino lo que ve al padre hacer, eso mismo hace, nosotros introducirlo a la experiencia tangible del Reino de Dios. Se tiene que ser claro y quirúrgico en lo que se imparte, volvemos al nieto, cuando aprendió a leer, yo no le enseñé que la palabra “mamá” está formada por dos consonantes y dos vocales que cuando la “m” se junta con la “a”, juntas suenan “ma”, yo le enseñé como un todo, que la palabra “mamá” es mamá y ya, porque cuando uno es niño su capacidad de memorizar es casi infinita, el niño no te pregunta porqué ni para qué tengo que aprender, solo aprende y ya, cuando somos grandes relacionamos el aprendizaje con las emociones y dependiendo de estás, aprendemos rápido o lento, cuando niño no sucede así, el niño aprende y ya, y es nuestra tarea que el niño relacione emociones alegres al aprendizaje para que se convierta en una experiencia agradable que quiera volver a repetir. Así mismo hay muchas cosas en el reino que no debemos ser tan doctos al explicar, sino maestros en la manera de demostrar y evidenciar la vida del Reino a los nuevos nacidos. Porque de lo que sabemos, hablamos; y de lo que hemos visto, testificamos, Jn 3:11

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