Familia ADR

«La Mente de Cristo te permite planificar la reforma que tú generación demanda para calzar en la potestad de Dios(Hch 26:18)»

viernes, 4 de enero de 2019

ECLESIASTÉS 3:1


Ecl 3:1Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.

La cuarta dimensión en la física, específicamente en la teoría de la relatividad, es el Tiempo.
Aunque Dios es eterno, nos ha dado también tiempo. Ahora nos toca descubrir, que a parte de ocupar un lugar en la creación, también somos inquilinos dentro de un hábitat, llamado tiempo.
Todo en la naturaleza ocupa un lugar y una función, y la tienen clara desde su nacimiento, y son tomados por el tiempo para medir su estadía en la Tierra.
El hombre pierde el tiempo, no sabe su lugar en la creación y ni su función en ella, con elementos distractores demora su maduración y con ello la tardanza de una sabiduría que le ayude a vivir mejor. Si tan solo nos diéramos cuenta de lo valioso que es el tiempo en realidad, no andaríamos por ahí arruinándolo todo. Y ahora Dios nos dice que todo tiene su tiempo y su hora, que solo con su sabiduría es posible distinguirlo. La sabiduría es el recurso de Dios para comunicar al hombre la ocasión designada y el tiempo propicio para todo lo que se quiere debajo del cielo. Querer no es poder, tener la forma y la manera de cómo empezar lo que se quiere, eso sí es poder; que solo se obtiene con su sabiduría.
Una cosa es lo que se hace en el Cielo, y otra muy distinta lo que se haga debajo de este. Allá arriba, ya lo tienen claro; acá abajo el reto de conocer la voluntad del Cielo empieza participando de su sabiduría. Porque su sabiduría te indica el cómo, el cuándo y el con quién, hacer lo que se revela. Es saber el modo y por dónde empezar para hacer surgir a la creación lo que ha revelado. Su sabiduría genera una sana asociación con el tiempo, permite enterarnos del instante preciso de poner en marcha lo revelado. Es la experiencia adquirida desde el Espíritu que sincroniza nuestra idea del tiempo a su tiempo, no pronosticando(el puede ser) lo que sucederá, sino anticipandolo(teniendo certeza) para tomar medidas. Su sabiduría contrasta entre lo importante y lo urgente, y toma medidas para localizar el tiempo apropiado de su ejecución en la realidad.
El tiempo, un elemento insustituible a la hora de hacer algo debajo del cielo, indispensable para saber cuándo iniciar un negocio, cuándo iniciar una relación amorosa, cuándo iniciar un estudio universitario, cuándo dar por concluido una etapa, todo es «cuando». Así como en la agricultura se maneja unos códigos de siembra, porque ellos saben cuándo sembrar, no lo hacen al azar; así mismo hay unos códigos en el reino, que nosotros como sus sembradores debemos conocer, que nos comunica el cuando de Dios, que solo su sabiduría nos permite descifrar.
Nosotros sembramos con el «cuando de Dios», el «ahora» de llevar a cabo su revelación.

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