LO QUE CONSUMIMOS, HABLA MUCHO DE LO QUE SOMOS

Lo que consumimos, habla mucho de lo que somos. Y dentro de la nueva vida en la fe, ¿Qué consumes más?.

Reflexivamente podemos afirmar que cierto sector es hincha del último congreso de moda, pero es un hincha sin juicio, lleno de puro corazón y muy poco fundamento. No hace un seguimiento serio, de las verdades que se pronuncian en dichos eventos, a tal punto que pasado cierto tiempo, nadie se acuerda de lo que se expuso en aquel lugar.

¿Qué consumes, que le hace olvidar lo importante por lo urgente?
Cada uno de nosotros llevamos a cuestas una demanda en gustos y preferencias; maneras de ver la vida y procesos para alcanzar metas; y creo que eso está bien. Sin embargo, llegamos a un punto en que todo pierde sentido, al mirarlo corporativamente. No se ve como un solo cuerpo, y eso también pasa dentro del protestantismo, no se ve un solo cuerpo.

Si se supone que todos consumimos lo mismo, a Cristo, ¿Por qué tanta división?, la diversidad de pensamientos no debe ser la excusa para fomentar el desapego, sino que es la riqueza, no valorada por muchos, que engendra el descubrimiento de la verdad de Dios a través de una generación. Este descubrimiento es el anticipo de lo por venir y no debe extraviarse entre los miedos de un líder que dejó de actualizarse por su activismo altruista.

Si consumimos al mismo Cristo, porqué somos tan distantes del dolor de un hermano de una denominación diferente. Tu atención y auxilio no debe estar sujeto a que si pertenece a mí mismo grupo o no, sino a la habilidad de provocar un ensanche en su manera de pensar por medio de la mente de Cristo. No aplicar la verdad de Cristo de una forma correcta, genera dolor a muchos por una mala praxis. La misión de muchos es presentarle el evangelio a la gente para que se salve, y también es menester de todos que este evangelio sea un evangelio perito, que esté a la altura de los desafíos presentes de una generación del siglo XXI.

Pensemos por un momento, y hagamos un análisis sincero que si seguimos así, a donde va a parar el cristianismo protestante en el futuro. En algún momento de tu vida, esta realidad de división, tiene que incomodarte. Y si no es así, te has vuelto un indolente e indiferente.

Es tiempo de denunciar que la división es ilegal dentro del cristianismo y que todo intento de encubrirla te hace tan culpable como el divisionista mismo.