PROVERBIO 10:1

Pr 10:1 El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre.

Sabio en el original es, kjakam; es una palabra que se usa para expresar la experiencia religiosa en el Tanaj(AT), lo cual no lo define como una rutina, ni un ritual o de fe.
Se percibía como el dominio del arte de vivir en conformidad con las expectativas divinas. En esta definición, los términos «dominio» y «arte» significan que la sabiduría es un proceso de satisfacción y no un logro en sí.
Ahora, esta palabra se emplea para calificar a un hijo, estableciendo que lo que alegra al padre, no es la inercia de comportamientos bien intencionados carentes de sentimientos, sino el gusto acompañado de creatividad para que el comportamiento sea una alegría continua de sucesos gratos entre padres e hijos.
Uno de sus significados lo define como «habilidad», es decir, la habilidad de hacer feliz a sus padres. Hay hijos que son zalameros con los padres, no solo de boca sino que también lo acompañan de un comportamiento ordenado, que provocan en los padres ciertas preferencias que no acceden los demás hermanos.
Son los que se llevan los mejores regalos, atenciones y halagos; y si son así de grandes, en sus profesiones y sus trabajos, son los que llevan la promoción más rápido, convirtiendo la persona del jefe en la figura del padre. Se puede decir que gozan de un carisma innato, sin embargo, aquellos que no lo tienen, su carisma puede ser su desempeño acrisolado, que en cualquier trabajo siempre será muy bien valorado y considerado seriamente para una futura promoción.
El carisma es una especial capacidad de atraer y fascinar, a los demás; sin embargo no hay carisma más hermoso hacia los padres que la obediencia, la responsabilidad; la confianza y la honestidad; que a modo de candor, enamora a los padres con los hijos, que desarrollan ese desempeño.
Y si eres así hoy, cuando ya tengas tus años; tus alegrías serán las suyas, aunque una inmensa distancia los separe, ellos siempre encuentran la manera de sentir tu amor.