Familia ADR

«La Mente de Cristo te permite planificar la reforma que tú generación demanda para calzar en la potestad de Dios(Hch 26:18)»

jueves, 25 de abril de 2019

LA LENGUA Y CARÁCTER DEL NACIDO DE NUEVO





Cambio de jurisdicción es un cambio de territorio (Col 1: 13), es una muda que nos lleva a los dominios de Dios.
Ser un ciudadano del Reino de Dios trae consigo una nueva lengua o idioma, y descubrirlo y fluir en el, una de las primeras misiones del Hombre Interior.
Este dominio abraza un nuevo lenguaje, nuestra forma de hablar anterior debe ser revocada (1Co 2: 13). Y no es el pronunciamiento de una versión futurista de lo que imaginamos, sino que es haber visto, a través de la Mente de Cristo, mi destino grabado en el Espíritu. Un lugar que empiezo a conocer por la magna virtud de participar de su “vida eterna” (Jn 17: 3).
Este nuevo lenguaje (1Co 2: 13) pronuncia hechos celestiales, que me anticipa a prepararme con tiempo, para calzar perfectamente en carácter y personalidad, necesarias para sostener en mi existencia, su poder; y no echarlo a perder por la inmadurez.
La inmadurez en este sentido, es como el inmigrante que va a EEUU, y nunca aprende el Inglés, disfruta de ciertos beneficios, pero por no hablar el idioma nativo, se pierde de cosas importantes. La diferencia entre un inmigrante y otro que ha adquirido la nacionalidad, es que este último sabe el idioma propio de la región, para ser ciudadano es necesario saber el inglés, no es una opción, tienes que saberlo. Así mismo, el reino carga su propio idioma y lenguaje y es importante descubrirlo y fluir en el, y para esto es vital mucha voluntad, que solo la madurez te puede dar.
La madurez tiene un nombre, Cristo, la madurez es también tener acceso a las emociones, sentimientos, voluntad e intelecto del varón perfecto, es introducirme en su plenitud, y quedar rodeado de él.
Cristo también percibió la creación desde sus sentidos, porque también se hizo carne (Jn 1: 14), y no dejó a pesar de las vicisitudes, que éstos afecten su misión.
A nosotros muchas veces se nos trastornó la personalidad por el dolor y el clima de angustia constante que la vida nos dió, en cambio, en Cristo se mantuvo intacta y por ende también su misión. Esa es la aspiración de una madurez emocional fuerte y saludable, que Cristo modeló para que sea vivido por nosotros también.
Y ahogar mi carne, sus debilidades, y sus pasiones en las aguas de Cristo. La carne se ahoga en la misma fuente que a nuestro espíritu le es inyectada vida.
La madurez emocional tiene que ir a la par de la madurez espiritual, ser inmaduro emocionalmente es como abrir una bocatoma de una gran represa, que en condiciones de sequía es abierta para saciar la demanda de los campos de cultivo, no tener dominio de las conductas que las emociones ocasionan, es abrir las aguas sin control alguno, inundandolo todo, dejando gran pérdida y dolor humano.
También a las personas se les conoce por su forma de hablar, el acento delata tu nacionalidad y región, es decir, después de haber Nacido de Nuevo nuestro hablar debe dar a conocer nuestra nueva nacionalidad celestial.
Una cada vez más perita oración, que encamine a todo nuestro ser a existir en un sólo ambiente, el de su presencia revelada a mi existencia.
Y cuando un Hijo de Dios, descubre su identidad en Él, empieza a hablar cosas eternas; ruido y truenos para el mundo; pero no se dan cuenta que es el inicio de un incesante acoso a todas las obras  de un sistema que tiene fecha de caducidad.
Este nuevo lenguaje me afirma en lo que Dios dice, porque son palabras enseñadas por el Espíritu que me permite expresar con claridad lo que es de Él.
Este lenguaje Espiritual nos permite pronunciar, es decir, darle un sonido a los misterios de Dios que se nos es revelado hoy. Y con misterios no me refiero únicamente a lo escatológico, sino a lo más básico e igual de poderoso: a Cristo y a este crucificado.
La definición que el hombre le pudo dar no agota el carácter infinito de esta verdad, que está en plena expansión en el espíritu de los Hijos y que tiene que ser dada a conocer todos los días en intimidad.
Definirlo intelectualmente persuade al hombre a creer que ya no hay más que decir, sin embargo, su verdad es como un organismo vivo que crece y ensancha nuestro ser espiritual, y para expresar este evento eterno hacemos uso de su lenguaje Espiritual.
Por lo tanto, si Nacimos de Nuevo (Jn 3: 5), hemos cambiado de sistema y territorio (Col 1: 13), y si es así, rápidamente ser absorbido por su nueva lengua (1Co 2: 13), que nos permite orar desde una plataforma más alta, que nos relaciona con los que son de ahí, no como turistas, sino como un ciudadano del mismo reino.

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