Familia ADR

«La Mente de Cristo te permite planificar la reforma que tú generación demanda para calzar en la potestad de Dios(Hch 26:18)»

miércoles, 2 de enero de 2019

ECLESIASTÉS 2:13


Ecl 2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas.

En tiempos como hoy, la sabiduría tiene que dejar de ser un objeto de lujo, para muchos, y pasar a ser un bien de primera necesidad.
Si crees no tener sabiduría, pues empieza tomando tu primera decisión sabia, queriéndola.
La experiencia continua de vivir atento a todo lo que nos acontece, es sabiduría. Es prestar atención a cada instante de la vida, con sumo cuidado y dando énfasis oportuno a lo importante y urgente.
La sabiduría de Dios, 1Co 2:6-7, genera un estrés en el hombre, y no porque Dios lo quiera así, sino por el inmaduro deseo del hombre de alcanzarlo sin ÉL. Esta presión sólo puede ser liberada a través de Él, y cuando el hombre no puede, se vuelca a su propia experiencia llamándola sabiduría humana, 1Co 2:4-5.
La sabiduría de Dios se genera con la vivencia profunda con el Creador, es con una relación sincera y amorosa entre Él y nosotros que genera un feedback, un retorno a los usos y costumbres del Hijo de Dios, de ver y reconocer a un Padre en Él. Es a través de esta paternidad que su sabiduría nos resplandece con todo su fulgor, alumbrando los ojos de nuestro entendimiento para saber. La oración inaugura tu relación con Dios, en la tierra; una relación que él inició en la eternidad y que por el nuevo nacimiento la empezamos a recordar hoy. Ese reconocimiento continuo despierta relación, que es el salto de una existencia humana hacia la realidad del Hijo de Dios y sus experiencias. Porque conocer a Dios en el original es Yadah y significa saber por experiencia, una experiencia que no puede ser promovida por los sentidos humanos, sino por los sensores del espíritu. El que no ora continuamente, no ha entendido lo que significa tener una relación con Dios. Es que orar tiene que ser una experiencia rectora que nos movilice a vivir todo una vida conectado a Él. Esa experiencia también procura el descubrir que poseemos un ser espiritual, y éste ante tal reconocimiento, no deja pasar la oportunidad de vivir ligado en su paternidad. Este reconociendo es el innato  deseo de buscarlo, que congrega internamente todo nuestro ser hacia un único fin, conocerle.
Y por último, la revelación está ligada a su sabiduría, porque es a través de esta que puedes poner en marcha la revelación de Dios.
Es en esta relación que se genera sabiduría de Dios que sobrepasa toda necedad.

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